miércoles, 30 de enero de 2013

"Yo escucho todas las voces, pero se para donde va el carro"

Algo de querer escribir... de la necesidad... pero una necesidad banal, solo expresiva, sin tener nada que expresar; solo la expresión en sí. Y el tiempo pasa y las cosas cambian. Lo único que no cambia es el tiempo, que sigue pasando, tan eterno como siempre y efímero como un momento. Y en fin en esa nada está todo. Una disgregación de la realidad, un re-acomodo, un bajar y subir altares imaginarios para personas que en tu cabeza no son más que una mezcla de ideales egocéntricos que parten solo de esa necesidad de crear una realidad siempre paralela a lo que acontece. Esa ilusión separatista y fundamentalista de lo subjetivo y lo objetivo. Inseparables... indiscernibles. Y en esa lucha de egos de este darwinismo existencial por ahí aparece la luz de algún faro, que todavía te avisa que falta un toque para chocarse con las piedras, que el camino va siempre por otro lado. Y un poco de droga siempre ayuda y condiciona para no desbarrancar del todo, para ir por la zanja aunque sea.

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